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El fandango verdial es uno de los estilos más primitivos. Su aparición es anterior al nacimiento del cante jondo, y su ritmo materno no es otro que el antiguo bolero español que se cultivó durante toda la primera mitad del siglo XIX. Los verdiales surgen como acompañamiento de la danza y, en las fiestas de los montes de Málaga donde se cultiva esta modalidad, suele ser realizado por unas orquestas de panderos, violines, guitarras, y otros instrumentos de percusión, conocidas como Pandas de Verdiales. La versión flamenca tiene un ritmo mucho menos vivo que la folklórica y suele limitar el acompañamiento a la guitarra, y en algunos casos también a los palillos (castañuelas). En este proceso de desaceleración surge el llamado cante abandolao -en referencia a la bandola, como sinónimo de guitarra: cante solo a guitarra- que será prefacio de las malagueñas artísticas, ya libres de ritmo. Se distinguen tres zonas verdialeras, cada una marca sus diferencias: la de Almería, al Norte; la de Comares, al Este, y la de Coín, al Oeste. Juan Breva ralentiza el verdial de Vélez, lo serena, dando un paso hacia el aflamencamiento del estilo, antesala de la malagueña flamenca. Hay que señalar, no obstante, que la primera malagueña netamente flamenca, sin ritmo, fue la gaditana de Enrique el Mellizo.
Tonalidad
Como todos los fandangos, la introducción y los interludios y falsetas entre los cantables se rigen por la escala andaluza, así como el ayeo previo a la letra que hace el cantaor; al comenzar las coplas; el cante pasa al modo mayor. Al concluir el cante la modulación es de nuevo a la escala andaluza en el remate.
Compás
Estamos ante un ejemplo básico de compás ternario, el conocido como abandolao que no es otro que el aire sobre el que se acompaña el bolero español. En la malagueña se elimina del todo el ritmo.
Estrofa
La estrofa del verdial y los abandolaos es un fandango. Generalmente el motivo de las coplas de verdiales es alegre y hasta jocoso, pues son estilos propios de momentos de celebración.
Claves
El modo más fácil de identificar los estilos abandolaos que parten del verdial está en su compás característico o aire de bolero español. Las guitarras -con particular énfasis en el verdial-, rasguean casi sin cesar antes, durante y tras el cante.
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VERDIALES
Por verdiales 3:07
Kiki de Utrera
Guitarra: Manolo Sanlúcar e Isidro Muñoz
(Ignacio Román) |
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Intentando acercarse al sonido folklórico del primitivo verdial montaraz de la provincia de Málaga, Francisco González Navarro, Kiki de Utrera (Utrera, Sevilla, 194? - México, 199?) incorpora a su grabación chinchines y demás percusiones. Es un estilo acelerado por su apego al baile y en tal virtud se ha de decir con energía.
Fosforito también aportó al muestrario estilístico flamenco variantes verdialeras; esta es una de ellas. El aire abandolao, la introducción de guitarra y la estructura musical en general, nos marca dónde se encuentra la mata de los fandangos orientales y particularmente de las malagueñas.
Juan Breva, ralentizando el verdial y desligándolo de su obligación de acompañar el baile, da el primer paso hacia un cante jondo por malagueñas vernáculas. Se usará el término abandolao para referirse a esos cantes sólo acompañados a guitarra -a bandola y creados para ser ellos los protagonistas de la escena. Ya aquí se aprecia la variable melódica que usa el séptimo grado de la escala como nota de conclusión de algunos versos melódicos, propia de buena parte de los fandangos orientales, a diferencia de los de las provincias occidentales.
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JABEGOTES (CANTE DE MARENGOS)
Marinero dile al viento 3:20
Naranjito de Triana
Guitarra: Manolo Sanlúcar
(Carlos Murciano) |
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Si el verdial y las bandolás vienen de los montes, los jabegotes nacen en la Costa del Sol al nivel del mar, pues es un abandolao que interpretaban los pescadores mientras pasaban revista a sus redes. Escasísimo en la discografía flamenca, en 1966 se registró por vez primera pero es en esta versión de José Sánchez Bernal, Naranjito de Triana (Sevilla, 12/11/1933 - 24/4/2002), que data de 1972, donde alcanza un irrefutable valor artístico. Remata con la bandolá del Bravo.
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