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En torno a todas las fuentes que nutren el flamenco existe una que influye de manera singular, aquella que llega desde allende el mar océano, y en particular, como veremos, desde Cuba. Como hemos podido apreciar en el capítulo dedicado a los tangos, o el anterior referido a los fandangos, la influencia de América, y en particular de Cuba, en la música flamenca es demasiado notable como para querer reducir a los llamados cantes de ida y vuelta la presencia de ritmos y melodías de procedencia antillana en el flamenco, cuando en realidad son muchos otros los cantes que también deberíamos denominar géneros de ida y vuelta. No obstante, para no despistar al lector, nos atendremos a la clasificación convenida.
Guajiras
Colombianas
Peteneras
Rumbas
Milonga y Vidalita
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